martes, 18 de marzo de 2014

LA ATOPIA EN LAS MASCOTAS.


La dermatitis atópica es una patología dermatológica crónica bastante frecuente en perros y gatos. El auxiliar veterinario debe conocer todos los aspectos relacionados con esta enfermedad para poder aconsejar al propietario correctamente.



 Vamos a presentar una situación cada vez más habitual en nuestras clínicas y que seguramente a la mayoría de vosotros os resulta familiar. Llega a consulta una propietaria con bulldog francés adulto joven, Roco, cómo desde hace unos días su perro se rasca y se lame con fruición. Y antes de que podáis darle los buenos días os enseña las orejas y el hocico del perro, colorados, y esos "granitos que le han salido en la barriga". Por no hablar de que se pasa el día lamiéndose las patas y el trasero como si le hubiese picado una pulga. Así que de paso os dice (sin que todavía hayáis podido abrir la boca) que se ve que esta última pipeta antiparasitaria tan cara que le habéis recomendado no funciona porque Roco se sigue rascando. ¿Os suena?
Quizá os encontréis ante un perro que padece de dermatitis atópica. Pero, ¿que es la atópia?
Se trata de una predisposición genética a desarrollar una hipersensibilidad media por IgE frente alergenos ambientales. Es decir, una enfermedad alérgica. Y la dermatitis atópica es una manifestación cutánea de la atópia, con inflamación y prurito. Debéis tener en cuenta que tantos perros como gatos alérgicos suelen manifestar síntomas cutáneos.
Y con esta introducción ya hemos visto algunas de las características de la dermatitis atópica en perros. Parece que existe cierta predisposición racial, pero no sexual. En algunos estudios están sobrerrepresentados los Bulldog Francés, West Highland White Terrier, Cairn Terrier, Boxer, Golden Retriever y Dálmata, aunque puede afectar a cualquier raza y también a animales mestizos. La edad a la que suelen aparecer los síntomas oscila entre los seis meses y los tres años e inicialmente puede ser de carácter estacional.
  • Síntomas.
El síntoma principal como podéis sospechar; es picor. En los perros suele asociarse a enrojecimientos de la piel y presencias de pápulas. Y las áreas corporales más afectadas en esta especie son (como nos contaba la propietaria de Roco) la cara, la parte cóncava de las orejas, la zona del cuello y del tronco desde las axilas a las ingles, aunque parece existir cierta variabilidad en la distribución de las lesiones según las razas.
En los gatos atópicos puede manifestarse como una dermatitis pápulocostrosa, con lesiones del complejo granuloma eosinofílico, alopecia simétrica autoinducida y/o excoriaciones en la cara, orejas y cuello.
Hay que tener en cuenta que los gatos con picor no suelen rascarse. En lugar de eso, aumentan el tiempo de lamido (recordad que su lengua es rasposa), acicalándose más. Por ello muchas veces los dueños son incapaces de detectar e prurito que padecen.

  • Origen.
El propietario entender que el diagnóstico de la dermatitis atópica es un diagnóstico clínico. Es decir, que no existe ninguna prueba laboratorial que determine si un animal es o no atópico.
El diagnóstico, por lo tanto, se basa en la historia clínica, los síntomas y la exclusión de otras enfermedades pruriginosas. Desde hace unos años se han elaborado una serie de criterios que se utilizan como ayuda para el diagnóstico de la dermatitis atópica canina. Si se cumplen cinco de los criterios mencionados, la sensibilidad del diagnóstico de la dermatitis atópica es de un 85% y una especifidad de 79%. Si se cumplen seis de los criterios, la especifidad es de un 89% y la sensibilidad baja a un 58%. (Recordamos que la sensibilidad de una prueba diagnóstica es la probabilidad de clasificar a un individuo enfermo, es decir, la probabilidad de que para un sujeto enfermo obtenga en la prueba un resultado negativo)


  • Tratamiento.
Para entender el efecto que se busca con las distintas opciones de tratamientos es necesario comprender el concepto de umbral de prurito. Se trata de la tolerancia individual a factores alérgico  y no alérgicos para iniciar una reacción prurítica. Es decir; cada animal tolera un determinado nivel de estímulos pruríticos sin arrascarse demasiado. Una vez superado ese umbral, se manifiestan los síntomas. Por lo tanto, el objetivo del tratamiento será actuar sobre los factores desencadenantes para intentar elevar el umbral de prurito evitando el malestar y la aparición de lesiones.

No existe un tratamiento único, cada caso es diferente y los procedimientos deben adaptarse a las características de cada paciente y cada cliente.

Por todo lo dicho hasta ahora habréis deducido que no existe un tratamiento único para los animales atópicos. Efectivamente, cada caso es diferente y los tratamientos deben adaptarse a las características de cada paciente y de cada cliente. El propietario debe saber que la atopia es una enfermedad crónica y, como tal, el objetivo del tratamiento no es la curación, si no lograr una mejoría de los síntomas y del bienestar de la mascota prestando mucha atención a las posibles recaídas.
Idealmente, debería evitarse la exposición a los alergenos, aunque en realidad esto resulta prácticamente imposible. Los principales alergenos responsable de la atopia son los pólenes y los ácaros del polvo y del almacenamiento. Quizá puede lograrse disminuir la carga ambiental de los mismo aspirando la vivienda con frecuencia, ventilando la casa, utilizando humificadores para disminuir la humedad ambiental y aerosoles acaricidas o evitando que el animal entre en contacto con hierva recién cortada, así como paseos por el campo al amanecer y al atardecer, sobre todo los días de viento.
Un buen baño una o dos veces en semana con champús terapéuticos, dejándolos actuar durante un mínimo de 10 minutos, consigue un efecto lavado sobre los antígenos depositados en la piel, ademas de calmar la inflamación y el prurito y mejorar el efecto de barrera cutánea.
También puede aplicarse lociones o pipetas con ácidos grasos, ceramidas y fitoesfingosina con el mismo fin, El veterinario indicará la frecuencia de aplicación tanto de los baños como de los proDUctos tópicos en función de las características del paciente. Hasta un 13% de los perros con dermatitis atopica puede tener una alergia o intolerancia alimentaria concurrente, por lo que siempre es aconsejable probar una dieta hipoalergénica de eliminación durante un mínimo de 8 semanas.
Deben tratarse las infestaciones por pulgas. Los tratamientos antiparasitarios externos se aplicarán mensualmente o incluso con mayor frecuencia dependiendo del producto y de la carga parasitaria ambiental.
Son frecuentes las complicaciones por infecta










Auxiliar Técnico Veterinario: Cristina López Algaba
Información recogida en revista ATEUVES

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