NECESIDADES DE LA PERRA AL FINAL DE LA GESTACIÓN Y DURANTE LA LACTACIÓN
Es necesario adaptar la alimentación de las madres al final de la gestación y durante la lactación para cubrir las elevadas necesidades nutricionales que presentan estas fases.
Aunque las primeras semanas de gestación las necesidades nutricionales de la madre gestante no varían, en el último tercio de esta fase, por el gran desarrollo de los fetos, y durante la lactancia, por los altos requerimientos de la producción de leche, se produce un notable aumento de los requerimientos nutricionales.
Necesidades nutricionales durante la gestación.
La gestación en la perra se puede dividir en una fase embrionaria y una fase fetal. Básicamente, en la fase embrionaria se empiezan a desarrollar los órganos y en la fase fetal los cachorros ganan tamaño y peso.
En las cinco primeras semanas, mientras se produce el desarrollo embrionario, no hay un aumento de las necesidades nutricionales de la madre. Sin embargo, a partir del día 42, durante el último tercio de la gestación, los cachorros ganan hasta un 70% de su peso al nacer, por lo que la madre requiere un mayor aporte de energía, proteínas y minerales. Al mismo tiempo, se reduce su capacidad digestiva por el aumento de volumen del útero y la compresión que provoca sobre todo el abdomen. en esta etapa la madre necesita un alimento muy digestible que proporcione altas cantidades de energía y proteína en raciones de poco volumen.
En las cinco primeras semanas, mientras se produce el desarrollo embrionario, no hay un aumento de las necesidades nutricionales de la madre. Sin embargo, a partir del día 42, durante el último tercio de la gestación, los cachorros ganan hasta un 70% de su peso al nacer, por lo que la madre requiere un mayor aporte de energía, proteínas y minerales. Al mismo tiempo, se reduce su capacidad digestiva por el aumento de volumen del útero y la compresión que provoca sobre todo el abdomen. en esta etapa la madre necesita un alimento muy digestible que proporcione altas cantidades de energía y proteína en raciones de poco volumen.
Aunque aumenten sus necesidades nutricionales la madre gestante no debe comer ab libitum, ya que la ganancia del peso total al final de la gestación no debe ser excesiva. Se recomienda que las perras grandes o gigantes no aumenten más de un 25% de su peso óptimo y que las pequeñas o medianas no superen el 30% de su peso ideal.
El motivo del exceso de peso y acumulación de grasa suponen un riesgo de distocias. El tejido adiposo se infiltra en el miometrio y puede reducir la fuerza de las contracciones uterinas en el momento del parto. Por tanto es recomendable controlar la ración y pesar regularmente a la madre durante toda la gestación.
Al final de la gestación el alimento debe cubrir las altas necesidades nutricionales de la madre, per hay que evitar un aumento de peso excesivo que pueda elevar el riesgo de problemas en el parto.
Proteínas.
Las necesidades de proteínas también se ven muy incrementadas, hasta un 70% respeto a las de una hembra en mantenimiento, debido al crecimiento de los fetos y al desarrollo mamario. La consecuencia de una deficiencia puede ser el nacimiento de cachorros con bajo peso, por lo que es importante aportar una cantidad adecuada de proteínas altamente digestibles.
Ácidos grasos.
Los ácidos grasos esenciales son importantes para las primeras fases del desarrollo, sobre todo la formación adecuada del cerebro y la retina en muchos mamíferos. Suplementar la dieta con ácido eicosapentainoco (EPA) y docohexainoco (DHA) durante la gestación y lactación se ha demostrado que es beneficioso para los cachorros y gatitos. Se observó que aquellos cuyas madres recibieron un alimento suplementado con EPA y DHA mejoraron la capacidad de aprendizaje, la memoria y la visión.
Calcio.
En el útero los cachorros utilizan el calcio circulante para desarrollar sus huesos, por lo que produce un aumento de las necesidades del calcio de la madre. Sin embargo, si los suplementos del calcio al final de la gestación son muy altos, la regulación de la calcemia se ve completamente alterada y como consecuencia la perra será más propensa a sufrir eclampsia.
Alimentación de la madre durante la lactación.
La lactación en la perra dura aproximadamente 7-8 semanas , con un pico de producción láctea a las 3-4 semanas después del parto. La cantidad de leche que produce la madre depende de su tamaño y del de la camada. Así, las perras de razas grandes producen mayor cantidad de leche que las pequeñas y cuanto mayor es la camada, mayor es la producción.
Requerimientos energéticos.
Para llevar a cabo este proceso fisiológico se requiere una gran cantidad de energía. Como media, las perras consumen sus necesidades de mantenimiento multiplicadas por 1 - 1.5 veces durante la primera semana de lactación, por 2 durante la segunda semana y de 2.5 - 3 veces durante la tercera y cuarta semanas después del parto. un ejemplo muy gráfico del gran gasto energético que supone la lactación puede ser el dato de que en el pico de lactación, la perra gasta tanta energía al día como si corriera 60km.
A diferencias de las gatas que usan reservas acumuladas durante la gestación, la perra utiliza prácticamente como única fuente de energía el alimento. Si la madre no recibe un aporte energético suficiente, adelgaza y se interrumpe la producción láctea. Además el alimento influye en la calidad de la leche; por ejemplo, el nivel de la grasa y la cantidad de ácidos grasos se reflejan en la cantidad y calidad de la grasa de la leche.
La leche de la perra es muy rica en proteínas: 90 gramos de proteínas/kg de leche (mucho más elevada que la de la vaca: 40 g/kg). Para su producción será necesario un alimento con alto aporte proteico. Cuando hay una deficiencia de proteínas lo más habitual es que se produzca una reducción en la producción de la leche.
A diferencias de las gatas que usan reservas acumuladas durante la gestación, la perra utiliza prácticamente como única fuente de energía el alimento. Si la madre no recibe un aporte energético suficiente, adelgaza y se interrumpe la producción láctea. Además el alimento influye en la calidad de la leche; por ejemplo, el nivel de la grasa y la cantidad de ácidos grasos se reflejan en la cantidad y calidad de la grasa de la leche.
La leche de la perra es muy rica en proteínas: 90 gramos de proteínas/kg de leche (mucho más elevada que la de la vaca: 40 g/kg). Para su producción será necesario un alimento con alto aporte proteico. Cuando hay una deficiencia de proteínas lo más habitual es que se produzca una reducción en la producción de la leche.
La forma más conveniente de cubrir esos requerimientos nutricionales es proporcionar un alimento muy digestible con un elevado contenido energético y proteico ofrecido a libre disposición. También hay que tener en cuenta que después del parto las perras no tengan apetito, por lo que la palatibidad es otro aspecto importante del alimento.
Además, no hay que olvidar que la leche está construida por aproximadamente un 80% de agua, por lo que las necesidades de agua por parte de la madre aumentan radicalmente en esta fase y también debe estar en todo momento disponible ad libitum.
Conclusión.
Durante el final de la gestación y la lactación la perra debe definir un alimento específicamente formulado para estas fases, que cubra sus altas necesidades de energía y proteínas.
Durante la lactación las necesidades nutricionales son tan elevadas que hay que proporcionar un alimento con un alto contenido en energía y proteína a libre disposición.
Información recogida de la revista ATEUVES
Auxiliar Técnico Veterinario Cristina López Algaba.
Auxiliar Técnico Veterinario Cristina López Algaba.
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